lunes, 22 de noviembre de 2010

Esa misma noche...

Hola mamá...
Hace mucho que no te escribo, lo sé, pero tengo que decir que últimamente mi vida no ha sido más que un papel en blanco que se ahogaba cada noche en la barra de un bar, y lo admito, no estoy orgullosa de ello.
Pero algo ha cambiado, mamá: es él.
Se llama Cristian, o por lo menos yo le llamo así, me rescató de una de mis noches en que salí a ahogar las penas...
Me encantaría ver tu cara, mamá. Me encantaría ver tu cara de preocupación e intriga, pensando en quien será el hombre que le roba los pensamientos a tu niña.
Hoy pensando, me di cuenta de que tenía que apuntar otra cosa más en la lista de aquello que nos robaron.
Sí mamá, nos han robado una pelea, la típica pelea madre-hija por haber sido una irresponsable que sale al encuentro de un extraño. Me hubieras dicho que no era normal, que pensabas que era madura, que como podría haber sido así de irresponsable, que podría haberme pasado algo.

Después habrías venido a preguntarme por su color de ojos, por su nombre, por su voz. Me habrías pedido una presentación oficial en familia, y cómo no, yo me habría negado en rotundo mientras el calor de mis mejillas delataba mi incomodidad.
Nos han robado tantas cosas, mamá...
En cierto modo te has ahorrado un sufrimiento, no me hiñera gustado que me vieras así: despelujada y sin saber que hacer con mi vida, hacia que dirección empezar a correr...
Aunque por otra parte, quizá nunca hubieras permitido que llegara a esto...
Te echo de menos mamá.
Ojalá hubiera sabido apreciarte lo suficiente en su momento, ojalá hubiera escuchado todos tus consejos... Seguro que en cada momento de mi vida encontraría uno hecho a la medida de una cabeza soñadora como la mía.
Sabes? Pensé que algún día tu muerte dejaría de atormentarme, que te olvidaría y viviría más feliz en la ignorancia, pero han pasado 5 años y tu perfume está más presente en mi memoria que nunca.
Pero no te preocupes mamá, esta vez todo va a cambiar, lo presiento, esta vez es la definitiva, voy a hacerte sentir orgullosa allá donde quiera que estés.
Tu hija te quiere y te recuerda a cada día que pasa, no lo olvides.
Te quiere,
Luna

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